La próxima jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, hizo una propuesta como candidata que, ojalá, no cumpla: darle pensión de adulto mayor también a los cincuentones.
La razón principal por la que es una mala idea -literalmente, aquí y en China- es porque México, al igual que casi todos los países del mundo, vive un colapso demográfico. Cada vez menos mujeres tienen hijos. La tasa de reemplazo en este país ya se encuentra por debajo de los 2.1 hijos por mujer necesarios para mantener estable la población.
Y lo que eso significa es que la pirámide poblacional que siempre fuimos, -con muchos niños y jóvenes en la base y pocas personas en edad de retiro en la cúspide- se transformará poco a poco en una chimenea y, terminando este siglo, en una pirámide invertida, con insuficientes trabajadores generando riqueza y pagando impuestos para mantener las pensiones y los servicios médicos de cada vez más pensionados.
No es ciencia ficción. Ya está pasando en países como Italia y Japón, donde año con año tienen que recurrir a enormes déficits fiscales (gastos programados anuales mayores a sus ingresos en el mismo periodo de tiempo) para mantener el gasto social que su población mayor de 60 años requiere. Pero a diferencia de esos países, México todavía no tiene los recursos para soportar las pensiones del grueso de su población.
Lo ultimo que deberíamos hacer, es ir al revés de lo que países como China y Francia están intentando hacer: aumentar la edad de retiro. En esos otros países saben cual es el futuro inminente de sus poblaciones e intentan prepararse antes de que sea demasiado tarde. Lo contrario de lo que estamos haciendo en México.
Si, encima de todo, empezamos a dar pensión a las personas a partir de los 57 años, la crisis que hubiéramos tenido a finales de siglo se nos adelantará antes de estar preparados para enfrentarla.