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Foto del escritorEsteban Román

El milagro de China se acabó


En 2021, 689 chinos intentaron cruzar la frontera entre México y Estados Unidos. Un año después fueron 3 mil 813. El año pasado la cifra de migrantes chinos se disparó a 37 mil. Y hasta agosto de este año han llegado cuando menos otros 21 mil chinos.


Es una ruta que les implica viajar en avión desde China hasta Ecuador o Bolivia, los países  más cercanos de América donde no les piden visa, para después trasladarse a pie y en bote durante semanas antes de alcanzar la frontera entre México y Estados Unidos. Se enfrentan a lo mismo que todos los migrantes que siguen esa ruta desde a través de Centroamérica: abandono de traficantes, extorsiones de criminales, abuso físico y a veces hasta la muerte. 


¿Por qué? ¿No que China era tan próspera que estaba a punto de desplazar a Estados Unidos como la mayor potencia económica del planeta? ¿Por qué huyen de la segunda economía más grande del mundo? Es fácil: porque su país lleva cuatro años en crisis y porque saben que no hay esperanza a la vista de que alguna vez se recupere.


A los fans de los BRICS, del comunismo y otras quimeras del “nuevo orden mundial” les cuesta trabajo asimilar este hecho. Se dejaron apantallar por los los rascacielos, los trenes de alta velocidad y la apariencia de China como un país de alta tecnología. Pero detrás del rápido desarrollo de ese país había fundamentos económicos insostenibles, derivados del llamado “Modelo de Crecimiento liderado por Inversión”, que no es otra cosa más que deuda para generar cada vez más infraestructura y producción. 


Tenía sentido cuando el país no tenía puertos, ni trenes ni carreteras suficientes. Cuando el financiamiento era barato porque las tasas de interés eran casi de 0%. Y cuando la globalización permitía la llegada de capitales deseosos de aprovechar la mano de obra barata china. Pero ese mundo ya no existe. 


De hecho, era un consenso de los economistas desde hace 20 años que el modelo chino no era sostenible en el largo plazo. Que si querían pasar de ser la fábrica del mundo a convertirse en un país próspero para su gente, debían transformar a sus ciudadanos de obreros de manufactura mal pagados a consumidores de servicios en una economía diversificada. No quisieron. Impicaba darle mayor poder de decisión a la gente. 


Se empeñan en ser fábrica. Y ahora producen más de lo que sus clientes pueden -o quieren- comprar, mientras que ya construyeron más departamentos, trenes y rascacielos de los que necesitaban. Por eso su crisis más grave es inmobiliaria. El valor de las empresas chinas se derrumba y en consecuencia hay un desempleo récord. De ahí la migración a Estados Unidos. 


Ese es el estado actual del líder de los BRICS. Incapaz de salir de la crisis que ellos mismos crearon por creer que un gobierno puede dictar la direccion de la economía ignorando las necesidades del mercado y la viabilidad financiera. Y todavía hay quienes creen que China, al día de hoy, es un modelo a seguir.


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