Ucrania llevó de nuevo la guerra a Rusia. Hizo explotar con drones un enorme depósito de misiles ubicado en Toropets, dos horas al norte de Moscú y que el ex viceministro de defensa Dmitry Bulgakov había calificado como un depósito “a prueba de bombas nucleares”. Claramente no lo era.
La explosión fue tan fuerte que provocó un sismo en los alrededores. El fuego se vio desde el espacio y las columnas de humo siguen visibles días después. Un éxito, pero no de Occidente, sino de Ucrania. Logrado con drones ucranianos porque Estados Unidos y Europa no les permiten usar misiles de largo alcance para destruir objetivos en Rusia, que es desde donde Putin está lanzando bombas contra ciudades ucranianas como Kharkiv, para hacerlas inhabitables.
Muchas personas creen que esta es una guerra entre la OTAN y Rusia, o de Estados Unidos contra Rusia. No es así. Es una guerra en la que los países occidentales le dan a Ucrania apenas el apoyo necesario para sobrevivir, pero no para que gane.
Durante los últimos dos años y medio, Estados Unidos y Europa le han dado a Ucrania alrededor de 200 mil millones de dólares, no en efectivo, como dicen los propagandistas rusos, sino en armas, manufcturadas en Estados Unidos y Europa -es decir, que hasta dan empleo dentro de esos países. Pero una y otra vez, esos países donantes le han negado ciertos tipos de armas a Ucrania porque temen provocar a Rusia. Primero le negaron tanques, luego le negaron misiles, luego le negaron baterías antimisiles y luego le negaron aviones de combate. Hasta que se convencieron que darle todo eso a Ucrania no iba a provocar una tercera guerra mundial. Pero una cosa le siguen prohibiendo: usar misiles de largo alcance para destruir objetivos dentro de Rusia, que es desde donde lanza su bombas.
Muy probablemente Joe Biden está pensando en las elecciones. En que una respuesta más belicosa de Putin podría espentar aun más a los votantes que, por desconocimiento del conflicto, creen que apoyar a Ucrania nos acerca más a una guerra nuclear, porque se tragan las amenazas de Putin. Los verdaderos expertos, quienes conocen a Putin y a Rusia, como -John Bolton, ex consejero de seguridad nacional de Trump, Ben Hodges, el ex comandante general del ejército de Estados Unidos en Europa, y Timothy Snyder, uno de los historiadores más versados sobre Rusia- saben que el riesgo de una guerra mundial es más grande si Rusia gana en Ucrania. Porque no sólo Putin, sino el resto de los dictadores, sabrán que pueden salirse con la suya, si inician las invasiones para las que se han preparado durante décadas.
Así que no. Es mentira que Rusia pelea contra la OTAN o contra Occidente. Pelea contra una Ucrania atada de manos por sus donantes. Y aun así, con ataques como el Toropets, Ucrania se las arregla para humillar al que todos creían que era el segundo mejor ejército del mundo. Imaginen lo que podrían lograr, si Joe Biden realmente quisiera que Ucrania venciera a Rusia.