Una vez más fue Estados Unidos el que actuó en la captura de El Mayo Zambada y uno de los hijos de El Chapo. El gobierno mexicano ni enterado estaba.
Los estadounidenses no tienen que decir la razón, es obvia: no confían en México. Eso, sin embargo, podría empezar a cambiar en enero próximo, dependiendo de quién llegue a la Presidencia de Estados Unidos: Kamala Harris o Donald Trump.
Para Donald Trump y su vicepresidente J.D. Vance, la culpa entera es de México, lo acaban de declarar hace unos días en una entrevista con Fox News. Y si el país no coopera, dicen, lo que viene es usar al poder militar en suelo mexicano. Suena impactante, pero es bastante iluso. Si todo el poder militar estadounidense no pudo contra los talibanes en Afganistán, menos podrán contra los cárteles de la droga mexicanos. Los narcotraficanetes están mezclados entre la población. No hay forma de identificarlos claramente y mandarles un dron para acabar con todos. Además, siempre habrá quien los reemplace ante el enorme negocio que significa trasladar droga hacia los ávidos consumidores estadounidenses.
Kamala Harris, en cambio, tiene experiencia desde hace más de una década en trabajar con México. Como fiscal de California y luego como Vicepresidenta, ha participado en la captura de narcotraficantes y tiene una visión comprensiva sobre el problema, que incluye el aspecto social.
De un lado, con Donald Trump, tenemos una visión infantil del narcotráfico, como si se tratara de una videojuego en el que sólo hay objetivos que eliminar. Del otro lado, con Kamala Harris, tenemos una profesional con experiencia en perseguir criminales.
¿Quién es mejor para Estados Unidos y México? No hay ninguna duda. Estados Unidos vs cárteles mexicanos no puede ser una decisión caprichosa. Eso es lo que está en juego en la elección de noviembre próximo.