Más de 72 horas después del supuesto atentado en su contra, el expresidente Donald Trump y su equipo siguen sin revelar el reporte médico de lo que le ocurrió en un mítin en Pensilvania, cuando un tirador -a relativa corta distancia- erró todos los disparos en su contra.
El hospital que atendió a Trump, Butler Memorial Hospital, también se ha negado a responder a las preguntas de la prensa sobre el reporte médico, lo cual solo puede significar que el expresidente exigió un acuerdo de confidencialidad con la institución privada para no revelar los detalles de su herida.
¿Por qué negarse si la información es de interés público? Es noticia mundial incluso.
La única respuesta posible es porque el reporte médico contradice el relato de Trump de que una bala de rifle AR-15 rozó su oreja, lo cual, en sí mismo, ya hacía levantar muchas cejas ante la gran capacidad destructiva de esa clase de disparos.
Más probable es que no fue una bala lo que hirió a Trump, sino pedazos de vidrio, metal o plástico que se desprendieron de los objetos que sí fueron impactados por las balas, como reportaron algunos medios el día del evento. Se habló, por ejemplo, de reportes extraoficiales de policías locales quienes dijeron que la pequeña herida en la oreja de Trump se debía a un teleprompter roto.
Pero claro, si ese fuera el caso, Trump jamás revelará los detalles de su herida. Nadie puede hacerse el héroe por “sobrevivir” a un pedacito de vidrio que salió volando. Eso no suena muy valiente. Y por eso, Trump prefiere ocultarlo todo aunque, como resultado, muchas especulaciones surjan a partir de la falta de información.