Vladimir Putin ha amenazado con usar armas nucleares al menos una docena de veces desde que inició la invasión contra Ucrania.
Hay tres razones para dudarlo:
1. Si Rusia quiere controlar Ucrania, no tiene sentido usar una bomba que contaminaría por años un territorio que pretende ocupar.
2. Nadie ha usado bombas nucleares desde que Estados Unidos las lanzó en 1945 contra Hiroshima y Nagasaki. Nadie sabe cuál será la reacción de los otros poseedores de bombas nucleares. Si Rusia no es destruido como respuesta, ¿China las considerará contra Japón? ¿Israel contra Irán? ¿Pakistán contra India? El primer ataque puede ocasionar una reacción en cadena que acabe con todos.
3. ¿Quién será el primero en atreverse? El lanzamiento de una bomba nuclear conlleva una cadena de mando, desde la orden presidencial hasta los operativos donde los misiles se encuentran. ¿Obedecerán todos, sabiendo que el lanzamiento puede desencadenar una respuesta que acabe con ellos mismos y sus familias?
Putin no usará armas nucleares, a menos que crea que puede usarlas sin destruirse a sí mismo y a su país en el camino. Lo cual parece imposible.
Esa es la razón por la que las amenazas de Putin dejan de ser creíbles, porque ni él mismo ni su país ganan nada con utilizarlas. Sin embargo, para que la disuasión tenga efecto, Estados Unidos debe mantener su dominancia militar y tecnológica, lo cual incluye la posesión de armamento nuclear avanzado y listo para usarse.