Donald Trump le acaba de dar una muestra a México de lo que vandrá si él es electo presidente.
Recordó en un mitin cómo dobló al gobierno mexicano para que le pusiera 28 mil soldados en la frontera, a cambio de nada. Los amenazó con imponer hasta 100% de arancel a la importación de autos desde México. Sabemos ahora que es una amenaza creíble por dos razones: 1) Joe Biden acaba de aplicar ese impuesto a todos los autos chinos. 2) El plan de campaña de Trump incluye esos aranceles en contra de México.
Por eso es increíble que haya muchos mexicanos, sobre todo seguidores de Andrés Manuel López Obrador, apoyando las aspiraciones de un hombre que lo primero que hará al llegar al poder, ya lo dijo, será cerrar la frontera. Y de nuevo condicionará el comercio a la capacidad de México de detener migrantes.
México tuvo suerte la última vez para cumplir las demandas de Donald Trump. La pandemia permitió al pais controlar con relativa facilidad el movimiento de personas. No pasará otra vez. Si Trump falla en detener el ingreso de migrantes -porque, es obvio, un muro no sirve- echará toda la culpa a México y esta vez AMLO, que se hizo amigo de Trump, ya no estará ahí para apaciguarlo.
Al contrario, por el solo hecho de ser mujer, Trump no tratará igual a Claudia Sheinbaum. Es largo el historial de desprecio a las mujeres del expresidente.
La oposición mexicana haría mal en celebrar este hecho. Un desencuentro Sheinbaum vs Trump podría cerrar una puerta de desarrollo para México que quizá nunca se vuelva abrir. La coyuntura geopolítica que traslada inversiones desde China hacia lugares cercanos o más amigables a Estados Unidos, no durará para siempre y hay otros que compiten con México por desarrollar esas nuevas cadenas de suministro.