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¿Zelensky hizo lo correcto?

Foto del escritor: Esteban RománEsteban Román
Zelensky

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, no se quedó callado ante el presidente Donald Trump y ante el vicepresidente JD Vance en la Casa Blanca. No pudo escuchar, sin responder, mientras Trump y Vance hablaban de Putin y de Rusia como si no fueran los invasores, los responsables de esta guerra.  ¿Pudo haberlo evitado? Eso le ha costado el apoyo militar de Estados Unidos en su guerra contra Rusia.


Vamos por partes. Primero, Zelensky. Es cierto, no se condujo con la docilidad con la que Trump está acostumbrado a lidiar cuando habla con otros presidentes. Porque Zelensky, al igual que Trump, no es un político normal, habla de frente y se enoja cuando sus aliados asumen que debe besar los pies de quienes le dan ayuda porque él sabe que Ucrania sólo está en esta situación porque Estados Unidos y Europa ya los abandonaron antes, primero cuando los convencieron de entregar sus armas nucleares en 1994 a cambio del Memorando de Budapest, en el que Rusia se comprometía a respetar la independencia de Ucrania, y luego cuando los hicieron firmar los acuerdos de Minsk en 2014, que Estados Unidos y Europa no hicieron nada por reforzar, lo cual llevó a la invasión que hasta la fecha continúa.


Así que. Sí, lo mejor para Ucrania hubiera sido que Zelensky se quedara callado mientras Trump y Vance hablaban en su cara sobre cómo los rusos son tan víctimas como los ucranianos. Sin embargo, ¿cómo hubieran tomado eso los ucranianos? ¿A cambio de qué, además? Porque el acuerdo que se iba a firmar entregaba a Estados Unidos parte de la riqueza mineral de Ucrania, pero a cambio de nada. Trump no había aceptado aún dar garantías de seguridad. Y Ucrania ya tiene mucha experiencia, lamentablemente, con firmar acuerdos que no evitan que Rusia los invada. Pongámonos un momento en los zapatos del hombre que Vladimir Putin quiere muerto a toda costa, a quien todos, absolutamente todos, daban por derrotado al inicio de la invasión y quien, en lugar de huir, como hubiera hecho cualquier otro político de los que conocemos muchos, se quedó a dirigir a su país sin saber si sobreviviría la noche. No pudo quedarse callado mientras Trump y Vance dignificaban al hombre, Vladimir Putin, responsable de la muerte de cientos de miles de sus compatriotas. 


¿Significa esta desastrosa conferencia de prensa entre Trump y Zelensky que se acabó la ayuda estadounidense a Ucrania? No necesariamente. Desde luego que los propagandistas rusos tendrán un festín con esto para repetir que Rusia ya ganó. Llevan dos semanas declarando la derrota de Ucrania a pesar de que el frente de guerra no se ha movido un ápice. Pero no es así. 


Estoy convencido de que si Trump cree que abandonar por completo a Ucrania no le costará nada, lo hará sin pensar. Ha dejado muy claro a favor de quién está: jamás ha confrontado a Putin. Pero sabe que no puede. Si el derrumbamiento de Afganistán fue un escándalo para Joe Biden, la caída de Ucrania sería un golpe aun mayor para Trump, porque a pesar de todo el esfuerzo propagandístico de políticos e influencers comprados por Moscú, la mayoría de los estadounidenses sigue valorando mucho mejor a los ucranianos que a los rusos, incluídos los republicanos. Y el 81% de los estadounidenses saben que no se pueden confiar en Vladimir Putin. 


Trump habría castigado de inmediato a cualquier otro país -salvo Rusia- cuyo presidente lo hubiera resistido tanto como lo hizo Zelensky. Afortunadamente, dudo que Trump sea tan irracional como para abandonar a Ucrania sólo como consecuencia de esta discusión. 

Veremos que pasa. Algo bueno, como consecuencia de este desastre mediático, podría salir, si los europeos se convencen, ante la amenaza de abandono de Trump, de ya no pueden depender de Estados Unidos. Que se pongan los pantalones de una buena vez y manden tropas a Ucrania o, cuando menos, que incrementen exponencialmente su inversión en defensa, incluyendo, la compra de armas estadounidenses. 


Sé que eventos tan dramáticos como esta disputa entre Trump y Zelensky puede llevarnos a sacar conclusiones adelantadas. Pero hay muchas piezas en movimiento, y el destino de lo que pasará en Ucrania todavía no está escrito. 


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